¡Hola, comunidad educativa y padres comprometidos!
Hoy quiero compartir con ustedes una joya literaria que ha iluminado mi camino como madre y educadora: “Disciplina Positiva” de Jane Nelsen.
Este libro no solo ofrece herramientas prácticas, sino que también nos invita a reflexionar sobre nuestro papel en el desarrollo de nuestros hijos y alumnos.
En este artículo quiero presentarte unos conceptos iniciales que me hicieron reflexionar mucho en mi rol como madre en primer lugar y como vinculada al gremio educativo y que quizás te sirvan como introducción a este maravilloso libro.
Conceptualización de la Disciplina:
Cuando hablamos de “disciplina”, a menudo pensamos en control y castigo, ¿verdad?
Pero la disciplina positiva va más allá. Se trata de cultivar una conexión profunda con nuestros niños, nutriendo su autoestima y capacidad de autorregulación. Suena bonito y poético pero vamos desglosando el asunto.
Primero, aclarar que significa “Disciplina” ya que muchos caemos rápidamente en asociarla con palabras como control o castigo.
Sin embargo su raíz en latín está más asociada a “seguidor de una verdad”. Y esta verdad debe sembrarse en los hijos como una motivación propia ya que las estrategias de premios y castigos vienen de un lugar externo que no habilita en las personas ni la autoestima ni el autocontrol.
Generalmente, cuando no tenemos herramientas idóneas a nivel educativo y familiar, caemos en los viejos modelos de la rigidez o la permisividad que a corto plazo parecen adecuadas pero que en la medida que pasa el tiempo se vuelven no efectivas para lograr los comportamientos esperados y generan emociones negativas para los cuidadores, maestros y para lo niños y niñas, en el mediano y largo plazo.
2. Elementos de la Disciplina Positiva
En disciplina positiva aparecen los siguientes elementos claves:
- Respeto mutuo y colaboración para enseñar habilidades para la vida
- Firmeza con dignidad
- Fomento del Control interno
El respeto mutuo nos hace reflexionar que un buen comportamiento en los niños no se logra si los hacemos sentir mal.
Para ello, es clave la colaboración porque antes que enfocarnos en las consecuencias de las acciones nos debemos enfocar en las soluciones a esos problemas. Involucrando a los niños y niñas en la concertación de las mismas.
Esto nos permitirá recordarles a los niños los acuerdos establecidos, con frases como ¿Cuál es nuestro acuerdo? ¿Qué fue lo que acordamos hacer en este momento?
La firmeza con dignidad nos recuerda, que no podemos esperar resultados a punta de premios y castigos porque genera una dependencia externa del niño y lo hace vulnerable y temeroso de sí mismo creando problemas de autoestima.
Bien sea porque asume que es incapaz y que el mundo externo es el dueño de sus acciones y que él no tiene voluntad o responsabilidad alguna.
La firmeza con dignidad, nos recuerda que los niños y niñas son eso, niños y niñas, que están hasta ahora desarrollándose, explorando el mundo y que su madurez cerebral no estará sino hasta después de los 20 años de edad.
Esta dignidad nos muestra que no se trata de un rigor absoluto pero tampoco de una permisividad agobiante.
“El rigor o control excesivo” solo construye un orden sin libertad, que no habilita opciones y que se vuelve agobiante. Frase como “lo haces y punto”, “se tiene que hacer porque lo digo yo”, “esa es la ley y se tiene que cumplir porque sí”.
El otro extremo “la permisividad”, nos ubica en el lugar de cero límites. Donde no hay orden, las opciones son ilimitadas y el mensaje que se da a lo niños y niñas es que se puede hacer lo que quiera. Donde no se respeta nada ni a nadie, no se valoran los esfuerzos y todo está girando alrededor de ellos.
Para concluir esta introducción, la disciplina positiva nos recuerda que se debe educar con firmeza y respeto.
Implica que si hay opciones pero son dentro de unos límites establecidos, que la libertad tiene orden y rutinas y que está basado en el respeto de sí mismos, los otros y nuestro entorno.
A través de la disciplina positiva, creamos un ambiente de aprendizaje basado en el respeto mutuo y la confianza. Nos convertimos en guías amorosos, empoderando a nuestros hijos para que se conviertan en seguidores de su propia verdad.
¿Has explorado la disciplina positiva en tu vida? ¿Qué desafíos y alegrías has encontrado en este camino?
¡Comparte tus experiencias y reflexiones con nosotros! Juntos, podemos seguir aprendiendo y creciendo en este emocionante viaje de crianza y educación.
Igualmente te invitamos a leer este artículo, sobre un tema complementario que sabemos te gustará: MENTALIDAD DE CRECIMIENTO