Hace unos días, visitando un colegio, observaba una larga fila de padres de familia esperando hablar con el profesor de matemáticas de sus hijos, esta situación me pareció bastante curiosa e intenté hablar con algunos padres y estudiantes que estaban allí.
Me quedé bastante pensativa por los comentarios de varios niños de 7 y 8 años, que me decían que no les gustaba esa clase, que era aburrida, e incluso uno de ellos mencionó que era la peor del curso.
Paso seguido traté de indagar sobre la didáctica de la clase y me encontré unas estrategias muy pobres, un libro guía y un cuaderno de escritura donde se evidenciaban los mismos ejercicios del libro y no había evidencias de otro tipo de estrategias.
Entendí que la percepción de los niños en este caso, estaba mediada por una pobre didáctica y quizás una concepción pedagógica de las matemáticas no alineada con el contexto social de los estudiantes.
Aún más preocupante cuando constantemente desde la política pública y desde el sector empresarial se hace un continuo llamado a la necesidad de desarrollar capacidades matemáticas en las personas, para garantizar la resolución de problemas que aquejan a nuestra sociedad y lo que tenemos son niños aburridos y decepcionados de un área tan importante como las matemáticas.
Reflexionaba, si aún seguimos mediando la experiencia educativa de las matemáticas a la vieja usanza donde se asumía que las matemáticas tienen una existencia propia alejada de las personas, que son exactas y ya están hechas.
Y donde lo único que hay que hacer es “descubrirlas” como los planetas o los animales, donde primero se enseñan sus definiciones y propiedades y su aplicación es secundaria e incluso no reconocida como importante.
O efectivamente ya hemos permeado nuevos modelos educativos, donde se reconoce a las matemáticas como el resultados del ingeniero y la actividad humana, como la música y la literatura y este caso solo fue una casualidad de la vida.
Ya que estos modelos constructivistas, por supuesto, donde se parte de la realidad y primero se reconocen o experimentan situaciones o problemas cotidianos donde tienen aplicación, reconocidos como la principal motivación de la clase, generando curiosidad y por ende mantienen al estudiante atento.
Además, donde se parte de la naturaleza misma de que las matemáticas son falibles y han evolucionado a lo largo de la historia haciendo que el estudiante considere natural equivocarse y aprender de estos momentos experienciales y luego sí pase a conectar con la conceptualización.
Esto me llevó a investigar sobre aspectos claves necesarios para garantizar una adecuada estrategia docente a nivel pedagógico y didáctico. Encontré en primer lugar la National Council of Teacher of Mathematics (NCTM), con una diversidad de recursos fantásticos para los docentes de todos los niveles educativos, sobre todo para docentes de preescolar, primaria y secundaria.
Luego de ello, revisando algunos artículos relacionados sobre esta comunidad NCTM encontré unos principios claves que considero importante traerlos a este documento para que docentes y acudientes los tengamos en cuenta, para verificar si realmente estamos haciendo la tarea como debería ser:
- En primer lugar, se habla de equidad. Significa ver entonces un diseño curricular respetuoso de todos los estudiantes, buscando mantenerlos motivados a través de la curiosidad que es a mi modo personal la mejor forma de facilitar la personalización del currículo, porque reconoce las individualidades, plantea la emoción como base del aprendizaje y lo hace exploratorio e inductivo.
Adaptado no sólo para las discapacidades, sino también para las altas capacidades, que muy lentamente han venido siendo visibilizadas socialmente, aunque políticamente nos falta mucho aún.
Es decir, debemos como educadores garantizar estrategias de aula diversas y enriquecidas que bajo el principio del constructivismo, recuerden que las matemáticas están conectadas con nosotros mismos y nuestra sociedad.
2. El currículo, que inspire comunidades matemáticas dentro del aula y el colegio, que garanticen la formulación de conjeturas por parte de los niños y niñas frente a las situaciones que se le presentan no solo como actividades de clase sino fuera de ella y nos permita acompañar con los estudiantes la verificación lógica de los resultados más que un asentimiento de lo dicho por el docente.
3. La Enseñanza; donde hay un acercamiento real al proceso de cada estudiante, donde como docentes reconocemos dónde está su conocimiento en este momento y que podemos acompañarle para facilitar la aprehensión de su competencia.
4. El aprendizaje, basado en constructivismo, reconociendo la inducción como elemento clave para que los estudiantes vayan construyendo a partir de las experiencias mediadas por el docente en el colegio y ya no digo el aula, porque sino se entiende literal y las clases fuera del salón se presentan como innecesarias y por supuesto reforzadas en casa, porque es premisa para mí el involucramiento familiar, que no solo conecta a las familias, sino que crea redes con el colegio y en general se convierte en un espacio de ampliación del currículo.
5. Evaluación, como facilitador de la retroalimentación del proceso, proporcionando información útil de dónde hay que ajustar, y no simplemente como un señalador de si tienes o no el conocimiento o la competencia.
6. Finalmente, pero con el mismo nivel de importancia de todas. La Tecnología, como dinamizador de la experiencia educativa, ya que resulta estimulante y sobre todo en una época donde los nativos digitales ya están escolarizados para ampliar la diversidad de estrategias, favoreciendo los estilos de aprendizaje y las múltiples inteligencias de los estudiantes.
Y si bien uno podría decir que todos estos principios son aplicables a cualquier área de conocimiento que haga parte del currículo de un colegio, resultan relevantes reconocer su importancia para las matemáticas, en cuanto son un área transversal de todo el programa de preescolar a grado doce y se presentan como una competencia necesaria para el proyecto de vida de cualquier persona.
Así, que si eres un padre o madre de familia, acércate a lo que aprende y le enseñan a tu hijo, antes de juzgar si tú hijo es bueno o malo, recuerda que el aprendizaje es un continuo, que hay distintos ritmos y estilos de aprendizaje, pero que lo importante es que se le reconozca esto y acompañe para facilitar la habilitación de esta capacidad.
Basta con preguntar, tomando como base lo que nos evidencian en sus libros y cuadernos, trata de acercarte a cómo está percibiendo estos temas y conceptos y si en realidad los ha interiorizado a su día a día.
Es decir, si las matemáticas hacen parte de su actividad cotidiana, donde el niño las usa para resolver problemas, donde puede presentar aplicaciones de las mismas e inducir poco a poco cuál o cuáles son los conceptos que requiere. Con la satisfacción de un problema resuelto en contexto y no solo con la comprensión del concepto.
Incluso hace poco, uno de nuestros ingenieros compartió una de las experiencias que tuvo de cómo a partir de un problema llega a determinar cuáles conceptos le sirven para resolver la situación. Puedes leerlo AQUÍ
Si eres docente, recuerda que tienes en tus manos una de las competencias más importantes y transversales que aplican a cualquier proyecto de vida y que de tu dinamismo y comprensión de las herramientas didácticas podrás hacer que cada vez hayan más niños y niñas que amen las matemáticas, disfruten de ellas y las reconozcan y usen en su cotidianidad.
Si además como colegio, estás interesado en facilitar este vínculo escuela – casa, generar espacios organizados de conversación y donde se pueda explicitar no solo el modelo formativo sino evaluativo.
Nos gustaría mucho que te animaras a conocer Semillas, la solución académica de la suite de soluciones de Sistema Saberes que busca justamente ayudar al docente a explicitar su modelo evaluativo, generando información visible para la familia y generando alertas para los administrativos con el ánimo de detectar apoyos y ajustes necesarios para el proceso formativo de nuestros niños y niñas.